Cuenta la historia que el año 390, el obispo de Milán, Ambrosio, negó el ingreso al culto al emperador Teodosio I, debido a que éste había masacrado a miles de tesalonicenses, en represalia a un motín provocado por un escándalo homosexual y deportivo. El deporte suele mover multitudes en toda época y la homosexualidad, por entonces, había sido declarada delito público. Ambrosio no se dejó distraer por las justificaciones morales y... + Leer noticia completa
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