Jorge Quispe C. / La Paz En junio de 2020, Gabriel y Danna sólo recibían una tarea por semana de su colegio y los padres de Wara gastaban 50 bolivianos semanales en la recarga del crédito del teléfono para las clases virtuales. Habían pasado tres meses de la suspensión de la educación presencial por la pandemia, cuando el gobierno transitorio reglamentó las clases a distancia antes de cancelar el año escolar. Después de la decisión... + Leer noticia completa
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