¡Estamos desbordados!, se lamenta Ricardo Pereira mientras aplana la tierra entre la tumbas incesantemente cavadas en esta parcela del mayor cementerio de Lisboa, lleno de muertos de covid-19 identificados con un simple número. Esta parcela de tierra se ha llenado en 50 días, cuando normalmente ello ocurre en un año, explica a la AFP este sepulturero de 36 años, empleado en el cementerio del Alto de Sao Joao, que domina el estuario del... + Leer noticia completa
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