Lúgubres campanas marcan las tres de la tarde, desde un reloj que funciona al revés por capricho de un viejo canciller. Sábado por la tarde. Llueve sin viento y es posible caminar: desde la esquina al antiguo Palacio; desde las estatuas de musas hasta la antigua botica de Doménico Lorini; desde el inolvidable cinematógrafo hasta las ruinas de la mansión de la Rosa. Al fondo, un cartel colorinchi tapa la fachada neoclásica; a un lado, las... + Leer noticia completa
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