Cuando vio el local, ese sótano arrumbado del número 10 de la Mathew Street, con paredes de ladrillos y piso desparejo, Alan Sytner supo que ahí pondría su tercer club de música. El nombre no lo tuve que pensar. Sólo lo tradujo del francés. Él replicaría en Liverpool ese club de jazz que lo había fascinado en París. Le Caveau se transformó, entonces, en The Cavern. Abrió a principios de 1957. Y en agosto de ese año, entre otros... + Leer noticia completa
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