Por Antoni Gutiérrez-Rubí La política tribal y caníbal no tiene futuro, aunque sí tiene -lamentablemente- mucho de presente. Este tipo de política puede ganar elecciones, pero destroza el campo de lo público para convertir el interés general en un campo de minas intransitable desde las trincheras propias. Así, la sociedad, la política y el espacio institucional queda secuestrado -asfixiado- por la rivalidad cainita, el adanismo... + Leer noticia completa
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