Aún se ven en el cielo los oscuros nubarrones que cubrieron de odio al país en los últimos 14 meses y con esa gélida atmósfera no queda sino insistir y perseverar hasta lograr —como dijo Julio Cortázar— que un día la nueva realidad sea “una jubilosa danza”. Si para otros países es azaroso el alumbramiento de una nueva arquitectura social, para Bolivia lo es más, porque aquí coexisten dos realidades contrapuestas: 36 naciones y... + Leer noticia completa
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