Ocho años tenía la brasileña Madalena Gordiano cuando tocó una puerta para mendigar comida. Alguien invitó a entrar a aquella niña negra que tenía una gemela y siete hermanos más. La señora de la casa, profesora, blanca, prometió adoptarla.Su madre aceptó. Pero nunca fue adoptada ni regresó a la escuela. Cocinar, lavar, fregar baños, quitar el polvo, poner orden en la casa de la familia de Maria das Graças Milagres Rigueira se... + Leer noticia completa
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