Primero arrojaron una piedra a la calamina y después abrieron la puerta improvisada para reprender al atrevido: esa fue la reacción de los obreros que todavía están en la calle Junín, donde, por lo visto, no concluyeron los trabajos del polémico museo subterráneo alegórico a las criptas y catacumbas. Quienes así se comportaron solo se moderaron cuando el periodista exhibió su documentación. Aun así, siguieron protestando. No... + Leer noticia completa
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