En el marco de la novena Cumbre
de Jefas, Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), en la capital de Honduras, Tegucigalpa, el presidente Luis Arce
reafirmó el compromiso de Bolivia por la integración y reivindicó a la unidad en la diversidad
para enfrentar las crisis mundiales y para erradicar la pobreza, reducir las desigualdades y
construir sociedades más justas.
“Es importante que como región reafirmemos el papel indispensable del multilateralismo
efectivo y no testimonial, y la importancia de fortalecer nuestra participación en estos foros
internacionales para promover la cooperación, la solidaridad, y el desarrollo sostenible.
Solo a través de esta unidad en la diversidad, lo que implica reconocer el derecho que
tienen los Estados y los pueblos de elegir su sistema político y económico, podremos
avanzar hacia la erradicación de la pobreza, la reducción de las desigualdades y la
construcción de sociedades más justas y equitativas para todos nuestros ciudadanos”, señaló
en su discurso ante los dignatarios de 33 países que integran el bloque.
Insistió en que la unidad es la mayor fortalezca para avanzar en los desafíos de la coyuntura
mundial, ya que la fragmentación solo permite el aprovechamiento de los poderosos, y
ratificó el compromiso de los bolivianos con una América Latina y el Caribe unida,
soberana y plural. Por ello, postuló la consolidación de la CELAC como un espacio de
articulación política para forjar soluciones a los retos de las transiciones geopolíticas, las
amenazas a la estabilidad democrática y las desigualdades económicas en el planeta.
La complementariedad, el reconocimiento de las asimetrías y la solidaridad deben ser las
bases de la integración, afirmó Arce, que convocó a que se fortalezcan los mecanismos de
cooperación económica para sortear las vulnerabilidades de un sistema financiero que
castiga a las naciones, y que se impulsen el uso de monedas locales para el intercambio
comercial, el robustecimiento de la banca de desarrollo regional, la profundización del
comercio intrarregional y la creación de un fondo de estabilización para mitigar los efectos
de las crisis globales.
“Nuestra democracia se fortalece en el ejercicio de la soberanía popular y en la estabilidad
institucional. Sin embargo, observamos con preocupación algunas señales de resurgimiento
de estrategias desestabilizadoras que buscan debilitar a gobiernos electos democráticamente
en nuestra región. La estabilidad política no puede desvincularse de la estabilidad
económica y social. Nuestra región enfrenta retos urgentes en materia de seguridad
alimentaria, transición energética, desigualdad y desarrollo productivo. Es momento de
consolidar cadenas de valor regionales que prioricen la industrialización de nuestros
recursos estratégicos en beneficio de nuestros pueblos. Bolivia reitera su compromiso con la industrialización del litio, el gas, tierras raras y los minerales estratégicos con una visión
soberana”, sostuvo.
En cuanto a la lucha contra la crisis climática, dijo que no puede postergarse por los efectos
dañinos contra el medio ambiente, los cuales también padece Bolivia con los incendios
forestales y las incesantes lluvias. Planteó el fortalecimiento de la cooperación regional
para la prevención y la respuesta ante desastres ambientales, y que la CELAC asuma una
postura firme en la próxima COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático, para exigir justicia climática y el cumplimiento de los compromisos
internacionales, ya que el sistema económico predominante pone en peligro el medio
ambiente, la reproducción de la especie humana y todas las formas de vida.
A tiempo de pedir un rol más activo en la búsqueda de soluciones concretas para la crisis
humanitaria en Haití, respetando su autodeterminación y garantizando su estabilidad,
rechazó la criminalización de la migración, así como la aplicación de políticas que
fomentan deportaciones masivas y tratos inhumanos hacia los migrantes, ante lo cual Arce
reivindicó a la movilidad humana como un derecho. Asimismo, expresó su desacuerdo con
las políticas de reindustrialización y neoproteccionismo de Estados Unidos, que con el
incremento de aranceles afecta a las industrias de otros países y el mundo del trabajo, yendo
en contra de los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y generando el
riesgo de una guerra comercial con nocivos efectos que no resolverán la crisis sistémica del
capitalismo, sino que la agravarán, porque inducirán a una recesión mundial.
Además, en cuanto a la reivindicación de la identidad y la cultura del país, reafirmó la
iniciativa ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la desclasificación de la
sagrada hoja de coca. “Este año 2025, Bolivia conmemora su bicentenario. No es solo una
efeméride, sino una oportunidad para reflexionar sobre el legado de lucha de nuestros
pueblos por la autodeterminación, la justicia y la dignidad. Sin embargo, nuestra
independencia, la primera, no ha sido un acto concluido, sino una tarea constante que nos
exige redoblar esfuerzos para alcanzar la segunda independencia con soberanía económica,
política y social”, subrayó el Presidente, quien solicitó que el Año del Bicentenario de
Bolivia sea incluido en una parte de la declaratoria de la Cumbre de la CELAC.