Mundo, 24 de marzo 2025 (ATB Digital).- El día 20 de marzo se celebra el día de la felicidad, una sensación que, como muestra la creciente cantidad de libros de autoayuda en las librerías, se encuentra entre las principales preocupaciones de la población general. En esta búsqueda de la felicidad, las personas tratan de viajar, practicar hobbies o, simplemente, descansar. Es decir, las personas tratan de encontrar tiempo libre alejado de obligaciones y responsabilidades, que pueden resultar desagradables.
En la actualidad existe todo un campo de estudio que trata de encontrar relaciones entre el tiempo libre y la felicidad. Concretamente, una de las muchas cuestiones que se plantea es la pregunta ¿Cuánto ocio necesitamos al día para poder ser felices? La respuesta es poco clara, ya que depende mucho de la persona y del momento vital por el que está pasando, pero se calcula que entre 2 y 5 horas por día es lo habitual.
Sin embargo, otros estudios muestran que no es tan sencillo. Únicamente el hecho de pasar tiempo diario de ocio no parece suficiente, sino que tomar unas vacaciones largas en las que poder desconectar la cabeza de dichas obligaciones tiene un mayor impacto en nuestra felicidad. En estos casos el tiempo mínimo para desconectar totalmente la cabeza también varía, y se sitúa entre los 10 y los 14 días.
Pero ¿Qué es el ocio?
El sociólogo Robert Stebbins hace una distinción entre tres tipos de ocio: El ocio serio, el ocio ocasional y el ocio pasado en proyectos. El ocio serio, a su vez se subdivide entre tres tipos: el voluntariado profesional, las actividades que se realizan por afición y los pasatiempos. Es en este tipo de ocio en el que se puede hacer “carrera” es decir, que requiere una serie de habilidades que se han de entrenar y mejorar con el tiempo. El ocio ocasional es aquel menos sustancial, como ver la televisión o una película por el mero hecho de distraer la cabeza.
Y por último, el ocio basado en proyectos, al contrario del serio, es de corta duración, actividades que únicamente se realizan unas pocas veces y que no requieren de unas habilidades concretas. Es decir, se trata de una actividad placentera, inmediata, y gratificante, que cualquier persona pueda realizar en cualquier momento, como tomar un lápiz y dibujar sin haber estudiado dibujo o ir a un taller de fabricación de queso. Por supuesto, este tipo de ocio puede transformarse en un ocio serio, pero no es la idea inicial. Por otro lado, los viajes de ocio implican los tres tipos de ocio anteriores, pero además tienen lugar en un ambiente alejado del habitual. Este tipo de turismo, que en un principio era mucho más disruptivo, ahora es cada vez más común y, por tanto, viajar puede considerarse parte de la vida de la mayoría de las personas. Por ello, los viajes pueden considerarse como un tipo más de ocio que tiene un gran impacto en la percepción de tiempo libre de las personas.
En un estudio realizado por el instituto para la investigación de la positividad aplicada, llegaron a la conclusión de que el 97% de las personas que tenían un viaje planificado para un futuro próximo eran más felices. Además, tener ya los billetes de tren, avión o autobús comprados también afectaba positivamente la felicidad.
¿Pero entonces el ocio es la clave de la felicidad?
Pensar que toda la felicidad depende exclusivamente de nuestro tiempo de ocio es simplificar mucho nuestras emociones. Aunque es cierto que tienen un gran peso, en la actualidad existen distintas teorías que aportan distintas visiones acerca de cómo lograr la felicidad completa. Por ejemplo, se están comenzando a observar bases genéticas que podrían explican por qué algunas personas son más felices que otras. Es decir, que existen personas con una mayor predisposición a ser felices. Además, otras teorías, la felicidad tienen en cuenta el contexto de las personas, como la teoría de la habitabilidad, que se centra en las condiciones o la «calidad de vida» que experimentan las personas de forma objetiva. Por otro lado, la teoría de la comparación también tiene en cuenta la calidad de vida de las personas, pero cuando se comparan con otras personas de su ambiente.
Esto quiere decir que para que una persona sea feliz, ha de serlo en distintos componentes de su vida. Por ello, además del ocio, los expertos en felicidad apuntan que tener cubiertas las necesidades básicas, un buen círculo social, un núcleo familiar fuerte y un trabajo donde se valora al individuo son necesarias para ser felices. Una vez se tiene eso, poder disfrutar de entre 2 y 5 horas de tiempo libre al día, así como de 10 a 14 días seguidos de vacaciones una vez al año son la guinda de este pastel que llamamos felicidad.
Fuente: National Geographic