
En los casi treinta años que ha estado al frente de la firma Versace, Donatella Versace, según fuentes cercanas a la socialité, podría haber acumulado una fortuna personal de cuatrocientos millones de dólares.
Ahora deja la empresa de la que fue diseñadora tras el asesinato de su hermano Gianni en 1997. Le sucede en el puesto de dirección creativa Darío Vitale, hasta ahora alto directivo de Miu Miu.
Donatella se muestra “encantada de la incorporación de Darío a la empresa y emocionada de ver Versace con nuevos ojos. Siempre he sido partidaria de impulsar a los nuevos diseñadores. Ahora me voy a dedicar a recorrer el mundo como embajadora de nuestra firma. Es un proyecto muy interesante y que afronto con mucha ilusión. Ha sido un honor continuar con el legado de mi hermano Gianni, y espero tener algo de su espíritu y tenacidad. Versace está en mi ADN y en mi corazón, y así estará toda mi vida”.
A sus casi setenta años -los cumple el próximo dos de mayo-, estamos ante una mujer con una gran vitalidad. Incansable, viajera, creativa, pieza indispensable en el periplo de una firma puntera del sector del lujo.
Separada del modelo estadounidense Paul Beck, es madre de dos hijos: Allegra, de treinta y nueve años, y Daniel, de treinta y cuatro. Quienes la conocen bien la califican como “una madre entregada a sus hijos y muy apegada a su familia. Es cariñosa, inteligente y con una mente muy lúcida”.