Bolivia y Japón cumplen 110 años de relaciones diplomáticas marcadas por la cooperación y proyectos que destacan en materia de salud y educación, como la facilitación de tecnología para el diagnóstico y tratamiento de males digestivas y la enseñanza de cálculos aritméticos y analística a estudiantes del nivel básico.
La cooperación económica
y técnica para Bolivia empezó en 1979, justamente con la puesta en marcha del
Instituto de Gastroenterología Boliviano Japonés (IGBJ) en La Paz. Esta
iniciativa se extendió un año después a las ciudades de Cochabamba y Sucre.
Desde entonces, Japón
proporcionó tecnología avanzada para el diagnóstico y tratamiento de las
enfermedades digestivas. Médicos bolivianos fueron capacitados en el país
asiático, para mejorar sus habilidades y conocimientos.
“Somos el primer proyecto
en salud de la Cooperación Japonesa en Bolivia, somos el hermano mayor de tres
proyectos de gastroenterología. Hemos crecido en el tiempo y hoy, somos
representantes a nivel latinoamericano, siendo un Centro de Entrenamiento”,
explicó el director del IGBJ, Ariel Tapia.
Más de un centenar de
pacientes son atendidos a diario en sus instalaciones de la zona de Miraflores,
con tecnología de punta, en las áreas de endoscopía y diagnóstico.
También destaca la
cooperación japonesa en educación. El proyecto japonés de educación en Bolivia
tiene el objetivo de fortalecer cálculos aritméticos y analística en
estudiantes del nivel básico de la Unidad Educativa Copacabana, donde son
beneficiados 600 estudiantes. El proyecto repercutirá en otros
establecimientos.
Maestros bolivianos son
capacitados en Japón, a través de la Agencia de Cooperación Internacional del
Japón (JICA) y el voluntariado japonés en Bolivia.
“Estamos en el afán de
querer mejorar el aprendizaje de los estudiantes, hacemos el acompañamiento en
aula”, explicó el director Hugo Colque.
En cada clase se da
tiempo a los estudiantes para pensar sobre lo aprendido. El voluntario prepara
una rutina, teniendo resultados en la reducción del tiempo en resolver
operaciones matemáticas.
“Cuando (los niños)
tienen que resolver algoritmos de suma o resta, usan mucho sus deditos, estamos
trabajando para que eso no sea así, sino con el cálculo mental rápido, que no
pierdan mucho tiempo en resolver algo que tal vez es mecánico”, indicó.
La educación en los
primeros años de colegio es trascendental en la disciplina nipona.
“La educación es base del
desarrollo de un país, y los niños se van a encargar del futuro de este país.
Como Japón estamos contentos que nuestra cooperación pueda contribuir al
desarrollo porque los niños son tesoro del país”, aseguró el Consejero de la
embajada del Japón, Shigetomo MARUHASHI.
Asimismo, la
implementación de la cámara Gesell, por parte de la Embajada de Japón en la
zona de Villa Esperanza, distrito 5 de la ciudad de El Alto, ha generado un
impacto positivo e importante para resolver casos de violencia hacia mujeres y
niños.
Desde el 3 de abril hasta
noviembre, atendió 255 casos con diferentes tipologías: violencia física,
violencia sexual y otros. Del total, 153 casos corresponden a violencia física;
84 casos a violencia sexual; y 18 están catalogados como otros.
Este y otros proyectos
son explicados a la prensa, los estudiantes y ciudadanos en conferencias
programadas por parte de la Embajada del Japón, en coordinación con diferentes
instituciones.
El próximo 28 y 29 de
noviembre se desarrollarán las ponencias “Más de 100 años de Relaciones
Diplomáticas entre Japón y Bolivia” y “125 años de migración japonesa en
Bolivia”, respectivamente, en el paraninfo de la Universidad Católica
Boliviana, a las 17:30. // Fuente: ABI