Según la Cámara Nacional de Industrias
La Cámara Nacional de Industrias – CNI, en su Informe Anual de Evaluación de la Industria estima una recuperación del PIB de la industria manufacturera (excluyendo los rubros relacionados a la minería y gas) para el 2021 en torno al 4%, lo que significa un desempeño insuficiente para alcanzar el nivel de actividad previo a la pandemia. Hay que recordar que la contracción del PIB Industrial en el 2020 fue de 8,4%, por lo que, al actual ritmo de recuperación, volveríamos a los niveles de actividad industrial observados en el 2019 recién en el 2023.
Los factores que explican la baja recuperación de la industria manufacturera, según la institución fueron:
El contrabando y la informalidad, el creciente costo del dinero, empujado por la falta de liquidez en el mercado, el incremento de los indicadores de riesgo y una agresiva estrategia de financiamiento del sector público en el mercado interno; los conflictos políticos y sociales; rupturas de las cadenas de provisión, la crisis logística y los problemas en las cadenas de producción de insumos.
Ante este escenario, la institución indica que su perspectiva para el 2022 estima una recuperación de la industria del orden del 4%, si y solo si los factores señalados se mitiguen y, sobre todo, la política de lucha contra el contrabando adquiera algún grado de relevancia. Asimismo apuntan que para la economía en general prevén una recuperación del PIB cercano a los valores estimados por los organismos internacionales (entre 3 y 3,5%).
Según la Cámara Nacional de Industrias, las tareas pendientes para el 2022 serian:
- Asegurar la provisión de energía para la industria (gas y electricidad), para lo que es necesario conocer el estado de situación de aparato de extracción y producción de energía.
- La lucha eficiente contra el contrabando.
- Asegurar que el financiamiento interno pueda llegar a todos los actores de la economía, ya que el bache de liquidez que ha representado la pandemia se sigue arrastrando en los balances de muchas empresas que requerirán crédito para sostener sus operaciones.
- Evitar los incrementos en las presiones recaudatorias y regulatorias sobre el sector formal de la economía, que podrían deteriorar aún más el clima de inversiones en el país.
- Tramitología, facilitación y simplificación.