Tras un año en el que la actividad parlamentaria estuvo marcada por el letargo, los vetos presidenciales y una escasa aprobación de leyes, la oposición parece haber encontrado en el inicio de 2025 un nuevo método, una forma de articularse entre bloques diversos y con el respaldo estratégico de algunos gobernadores. Una muestra de esa coordinación se dio esta semana, con un golpe que dejó al oficialismo contra las cuerdas: la creación de la comisión investigadora por el escándalo de la criptoestafa $LIBRA que tiene al Presidente como protagonista. La construcción del quórum sorprendió incluso a los propios armadores opositores: fue clave el aporte de los diputados cordobeses que responden a Martín Llaryora y de tres catamarqueños alineados con Raúl Jalil. “Libra fue la hendidura por la que los gobernadores creen que se le puede entrar a Milei”, reconoció una fuente a Página/12.
La avanzada se concretó una semana después del rechazo en el Senado a los pliegos de los candidatos a la Corte Suprema impuestos por el Presidente, y a solo 24 horas de una nueva protesta de la CGT que forzó la postergación del debate por Ficha Limpia en la Cámara Alta. La nueva mesa de articulación parlamentaria multipartidaria marcó un punto de inflexión frente al oficialismo: si se sostiene en el tiempo, podría convertirse en una herramienta clave para condicionar los planes del Gobierno en pleno año electoral.
“La realidad es más compleja y artesanal si mirás provincia por provincia”, dijo uno de los encargados de juntar el número para abrir la sesión del martes pasado. La frase busca esquivar el análisis simplista que reduce la ingeniería parlamentaria a la idea de que los gobernadores, finalmente, se animaron a soltarle la mano a Javier Milei. Durante su primer año de gestión, el Presidente tensó la relación con las provincias combinando presión fiscal o motosierra con una billetera activa en votaciones clave —como la Ley Bases—. También impulsó reformas profundas, como la implementación de la Boleta Única de Papel, y no dudó en vetar la actualización de la fórmula jubilatoria y el presupuesto universitario. Todo eso ocurrió con el aval explícito de un Congreso en el que, pese a que La Libertad Avanza es una fuerza minoritaria, acompañó al oficialismo. Para eso presionó a los gobernadores, que cedieron una y otra vez, incluso a costa de su propia agenda. El martes, cuando los armadores opositores alcanzaron los 124 votos, se enfrentaron a un dilema: dejar caer la sesión o salir a buscar el respaldo de los mandatarios provinciales. Optaron por lo segundo. “Se dio por primera vez algo interesante: todos hablamos con dirigentes de otras fuerzas”, reveló a este diario el diputado de Encuentro Federal, Oscar Agost Carreño, uno de los insistió en recuperar a los catamarqueños de Unión por la Patria.
La mano de los gobernadores
Raúl Jalil es, hasta ahora, uno de los mandatarios peronistas que más respaldo le prestó a Javier Milei en el Congreso a través de sus cuatro diputados —Fernanda Ávila, Silvana Ginocchio, Dante López Rodríguez y Sebastián Nóblega— aún encolumnados dentro de Unión por la Patria. Los catamarqueños se ausentaron al momento de votar el nuevo endeudamiento con el FMI y, al día siguiente, el Estado nacional transfirió a la provincia el control del Establecimiento Minero Capillitas. El apoyo no se limita a Diputados: en el Senado, Jalil opera a través de Guillermo Andrada, recientemente escindido del bloque de José Mayans. “Todos los gobernadores tienen motivos para pegarle a Milei”, reconoció una fuente parlamentaria de esa provincia. “Pero en el caso de Catamarca, el vínculo se está resintiendo porque no llegan los ATN y la obra pública no arranca”, explicó a Página/12. En un año electoral, esa tensión empieza a empujar a los mandatarios provinciales hacia una lógica defensiva: “Es lógico que los gobernadores empiecen a buscar mecanismos para independizarse y armar sus listas”, agregó. El escenario de crisis partidaria empuja a muchos dirigentes a replegarse sobre sus territorios y provincializar la elección.
“Hubo impericia legislativa”, se desmarcan desde el entorno de Llaryora. “Pusieron dos proyectos nuestros, ¿cómo no íbamos a dar quórum?”, se preguntan con sorna. Página/12 pudo confirmar que fue el propio gobernador quien llamó a sus diputados. Así, además de los habituales opositores Natalia de la Sota y Juan Brügge, también se sumaron Ignacio García Aresca, Alejandra Torres y Carlos Gutiérrez. En Córdoba, el malestar no es nuevo: se arrastra por la paralización de la obra pública, pero desde el entorno del mandatario advierten que “el problema es mucho más profundo que el cripto escándalo”. El respaldo político a Milei, explican, comenzó a erosionarse cuando la promesa de bienestar económico empezó a diluirse. “Está más débil, ahora le entran las balas”, reconocen cerca de Llaryora. El punto de quiebre, aseguran, fue en noviembre. “La percepción de que esta economía iba a llevarle bienestar a la gente viene cayendo desde antes de fin de año”, señalan ante este diario. Para sostenerlo, citan dos estudios de opinión pública —uno de Aresco y otro de Delfos— éste último muestra una caída de 17 puntos en la imagen positiva del Presidente en Córdoba respecto de febrero del año pasado. En el Congreso, algunos interpretaron esa misma encuesta como el insumo político que podría estar animando a los gobernadores a desafiar a Milei por primera vez.
"Chubut salió fácil, Ávila no le da tanta bola a su gobernador", reconoció a Página/12 un legislador al referirse al chubutense Jorge “Loma” Ávila, que terminó sumando al quórum sin demasiada resistencia. En el caso de Jujuy, el radical Jorge Rizzotti —si bien responde al gobernador Carlos Sadir— integra el bloque Democracia Para Siempre, uno de los impulsores de la Comisión Investigadora.
Paula Penacca (Unión por la Patria), Carla Carrizo (Democracia Para Siempre), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) y Oscar Agost Carreño (Encuentro Federal) fueron los arquitectos de la estrategia legislativa que, por primera vez en el año, logró acorralar al oficialismo en Diputados. En los días previos, los secretarios parlamentarios de los distintos bloques armaron un grupo de WhatsApp para afinar la estrategia. “Encontramos un método. No sé si va a funcionar para todo, dependerá de cada tema”, confió a Página/12 uno de los protagonistas, que parafraseó Cómo mueren las democracias, el libro de los politólogos Steven Levitsky y Daniel Ziblatt: “A veces tenés que aliarte incluso con tu mayor adversario si eso permite frenar un embate autoritario”. La lectura fue compartida por un senador que resultó clave en el rechazo de los jueces que Milei intentó imponer a dedo en la Corte. En contextos de erosión democrática, advierten los autores, las diferencias ideológicas deben subordinarse a una prioridad más urgente: preservar las reglas del juego. Romper la lógica del adversario como amenaza existencial, propia de los extremistas, parece ser un buen punto de partida.