El drama de los microplásticos parece ser cada vez más apremiante. El arroz, el agua , la miel, la sal, fueron algunos de los alimentos y bebidas más cotidanos que presentaron niveles signficiativos de partículas de plástico. Y ahora parece que masticar chicle puede signficar otro riesgo.
Desde que la industria del chicle se instaló a principios del siglo XX, masticar esta goma pegasosa se volvió algo cotidano y de hecho, una recomendación de muchos científicos ya que se descubrió que podía aumentar la concentración, aliviar la sed y mejorar la salud bucal. Pero, según nuevas evdiencias, podría ser a costa de ingerir cientos de miles de plásticos diminutos.
Un estudio encontró microplásticos en el chicle
Un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha concluido que mascar chicle puede liberar en la saliva cientos de microplásticos y potencialmente ser ingeridos. Por otro lado, una vez se han utilizado, son una fuente de contaminación para el medio ambiente, indicaron desde el medio La Vanguardia.
“No queremos alarmar a nadie”, aseguró Sanjay Mohanty, investigador principal del proyecto, “pero diversos estudios con animales y con células humanas indican que los microplásticos pueden ser dañinos, de modo que, mientras se obtienen conclusiones más definitivas, una opción prudente sería reducir la exposición a los microplásticos”, aconseja.
Cómos se elaboró el estudio
Para el estudio, los investigadores seleccionaron cinco marcas de chicle sintético y cinco de chicle natural y, para reducir el factor humano de los distintos patrones de masticación y saliva, hicieron que una persona probase siete chicles de cada marca.
En uno de los exámenes, la persona mascaba el chicle durante cuatro segundos y en otro, se recogieron muestras de saliva periódicamente durante veinte minutos para observar la tasa de liberación de microplásticos de cada chicle.
Los impactantes resultados
Al medir el número de microplásticos presentes en cada muestra de saliva, hallaron una media de cien microplásticos por gramo de chicle, aunque algunos chicles individuales liberaban hasta 600 microplásticos por gramo.
Si se tiene en cuenta que un chicle normal pesa entre 2 y 6 gramos, un chicle grande podría liberar hasta 3.000 partículas de plástico, y si una persona media mastica entre 160 y 180 chicles pequeños al año, los autores calculan que podría ingerir unos 30.000 microplásticos.
Lo sorprendente del estudio fue que tanto los chicles sintéticos como los naturales tenían cantidades similares de microplásticos liberados al masticarlos. Además, presentaban los mismos polímeros: poliolefinas, tereftalatos de polietileno, poliacrilamidas y poliestirenos.
Aún se necesita investigación
Pese a los resultados obtenidos, los autores reconocen que hacen falta nuevas investigaciones para evaluar la posible liberación de plásticos de tamaño nanométrico del chicle. “El plástico que se libera en la saliva es una pequeña fracción del plástico que contiene el chicle”, de modo que, para cuidar el medio ambiente, “es mejor no tirarlo fuera o pegarlo a una pared” porque son una fuente de contaminación para el medio.